12.26.2014

B2_Mapa conceptual

B2_Montessori y la pedagogía científica

     María Montessori nació el 31 de agosto de 1870 en Italia. Con tan solo 16 años estudió ingeniería, estudios exclusivos entonces para hombres, rompiendo ya esquemas. Su ilusión era estudiar medicina, pero el hecho de ser mujer hizo que no lo consiguiera hasta 1896, cuando se convertiría en la primera mujer médico de Italia. Esta lucha por los derechos de la mujer hizo que representara a su país en el Congreso Internacional de la Mujer en ciudades como Berlín y Londres.
     
     Un año después empezó a trabajar visitando asilos para niños retrasados, mostrando su interés por los niños y centrando su trabajo es estos y la importancia de la educación. Ella comprendió entonces que estos niños necesitaban una estimulación sensorial y no la situación de aislamiento en la que se encontraban, lo que le llevó a estudiar los trabajos de los franceses Itard y Séguin sobre la educación de los niños discapacitados, a realizar cursos sobre pedagogía y a estudiar a Rousseau, Pestalozzi y Froebel.

     Este mismo año dio a luz a su hijo Mario, criado por su familia y no reconocido por ella hasta 1912, cuando la madre de Montessori murió. Entre ellos se crearía un fuerte lazo, trabajando juntos los últimos años de vida de Montessori y continuando este su trabajo tras la muerte de su madre.

     Fue nombrada co-directora de la Escuela Orthophrenic, donde se trabajaba con niños con trastornos, y aquí puso en práctica sus teorías, y experimentó y perfeccionó los métodos de Itard y Séguin. Esta etapa fue el punto de inflexión en la vida de Montessori, cambiando definitivamente la profesión de médico a educadora. Tras dejar la Escuela estudió psicología experimental y antropología, lo que finalmente le llevo a crear la primera Casa dei Bambini o Casa de los Niños en el barrio de San Lorenzo de Roma, donde Montessori pretendía ocupar a los niños mientras sus padres estaban trabajando. Solo un año después ya se habían inaugurado cinco Casas dei Bambini, y había empezado la difusión del nuevo enfoque educativo. Montessori había empezado a dar los primeros cursos de capacitación sobre su método para estudiantes y había escrito el primero de su gran lista de libros, El Método Montessori, que ha influenciado al campo de la educación hasta la actualidad.

     Como diría Montessori en 1914 “Yo no inventé un método de educación, simplemente di a algunos niños la oportunidad de vivir”. La principal característica de la esta visión sobre educación de María Montessori es la libertad con la que se debe dejar actuar al niño para que desarrolle sus propias potencialidades a partir de un entorno que le sea favorable. La auto-educación, como núcleo de la pedagogía montessoriana.

     Las características que afectan a los niños en edad preescolar, desde los 3 hasta los 6 años, y que son los cuatro principios básicos del método Montessori son:

     -Los periodos sensibles, primeras etapas evolutivas en las que los niños demuestra capacidades inusuales en adquirir una serie de habilidades particulares con mucha facilidad, limitados en el tiempo y que tienden a desaparecer conforme se van haciendo mayores. De ahí, la importancia de dejarlos explorar y aprender sin nuestra influencia, más allá de ayudas puntuales.

     -La mente absorbente como una esponja, sensibilidad especial del niño para observar y absorber todo en su ambiente inmediato, aprendiendo de forma infinita todo lo que se le presenta.

     -El rol del adulto, el adulto no tiene más papel que el de facilitador del aprendizaje desde el respeto y el cariño, siendo un mero guía y observador del aprendizaje.

     -El ambiente que se le prepara, ambiente o contexto organizado cuidadosamente para ayudar al niño a aprender y crecer. Se debe desarrollar con plenas garantías de orden y seguridad que permitan la no supervisión constante de un adulto de forma que aprendan de manera autónoma y relajada. Está formado por dos factores:

               -El entorno, tres ambientes divididos en tres niveles (Comunidad Infantil de 1 a 3 años, Casa de los Niños de 3 a 6 años y Taller de primaria) y que se basa en espacios amplios y luminosos, con flores y plantas, con mobiliario y materiales a su alcance, en un orden absoluto y que están diseñados para estimular el deseo del conocimiento y la independencia en los niños.

              -El material, una de las grandes aportaciones de Montessori a la pedagogía, se basa en materiales didácticos basados en el juego y adaptados a las capacidades de los más pequeños, para conseguir captar la atención de los niños y desarrollar su deseo de aprender. Estos materiales pueden ser trabajados tanto de forma individual como en grupo, de forma independiente con respecto a un adulto, y están realizados con elementos naturales (madera, papel, cartón, vidrio y metal). Estos se encuentran distribuidos en diferentes áreas a las que los niños tienen libre acceso eligiendo la actividad que quieren realizar en cada momento. Los materiales se agrupan según los sentidos: el gusto y el olfato, el tacto, la vista y el oído.

     Tras la apertura de diversas escuelas, Maria Montessori se reunió incluso con Mussolini, lo que supuso un reconocimiento oficial y el establecimiento de las escuelas Montessori por el gobierno italiano. Esto solo duraría hasta 1933 cuando Montessori empieza a tener conflictos con el sistema dictatorial, ya que esta aseguraba que el régimen educaba a los niños para que fuesen clones del movimiento, lo que provocó el cierre de todas sus escuelas tanto en Italia como en Alemania. Se exilió a Barcelona donde residiría hasta la subida al poder de Franco, volviéndose a exiliar a Ámsterdam, donde también establecería la sede de la Asociación Montessori Internacional, fundada junto a su hijo Mario en 1929 y cuya sede hasta entonces estaba en Berlín.

     María Montessori no dejó de propagar su método por el mundo viajando incluso a la India, alargándose este viaje hasta siete años por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, volviendo a Europa al finalizar la guerra y continuando con los cursos y conferencias.

     Hacia 1949 María Montessori recibió la primera nominación, de tres (en 1950 y 1951), para el Premio Nobel de la Paz tras su conferencia en la UNESCO sobre “Educación y paz”. Haciendo su última aparición pública en Londres tan solo dos años más tarde, en el 9º Congreso Internacional Montessori. El 6 de mayo de 1952 falleció en su casa de vacaciones de los Países Bajos, junto a su hijo Mario.


     Referencias 


     Biography of Dr Maria Montessori. (s.f.). Recuperado el 8 diciembre de 2014, de http://ami-global.org/

     Timeline of Maria Montessori's Life. (s.f.). Recuperado el 8 diciembre de 2014, de http://ami-global.org/

     Ruiz Vidorreta, M.A. (2014). María Montessori, la pedagogía hecha maestra. Arista digital, 49, pp-371-382.

     Merino Machuca, M.I. (2008). La importancia de María Montessori en la pedagogía actual. Enfoques educativos, 23, pp-98-105.

     Maria Montessori, una vita per i bambini [película] dirigida por Gianluca Maria Tavarelli, producida por Taodue Film. Italia, 2007.

11.12.2014

Redes 114_De las inteligencias múltiples a la educación personalizada


Redes 87_El sistema educativo es anacrónico

A2_Cultura escolar e innovaciones pedagógicas en el liberalismo


A la vez que se desarrolló en España un sistema nacional de educación, se formó una cultura de la escuela, entendida esta como el conjunto de normas, teorías y prácticas que, fijadas a lo largo del tiempo, se materializan en los modos de pensar y se transmiten de generación en generación entre los miembros de la comunidad escolar. Con la capacidad clara de explicar el funcionamiento real de estas instituciones nos moveremos en torno a dos registros:
  • La cultura empírica de la escuela, constituida por la práctica cotidiana en la escuela.
  • La cultura pedagógica del primer liberalismo, constituida por las teorías sobre educación de la época.
Conocer las claves de estas formas de cultura que se origina en la escuela es algo esencial de la nueva historia de la educación. Y esta cultura se concreta en tres ámbitos diferentes en la cultura escolar: el de los docentes, constituido por la práctica en el ejercicio de su profesión; el político, que tratan de encuadrar el discurso dentro de un marco normativo y gira en torno al control social, y deja de lado la racionalidad teórica; y el teórico, configurado en torno a las teorías y saberes que tratan de explicar la acción educativa dentro del ámbito científico.

En la cultura práctica de la escuela, los docentes, la mayoría sin formación, tuvieron que inventar métodos de trabajo y organización que resolvieran las necesidades de las escuelas. Los maestros recurrieron a viejos usos, utilizados en las instituciones gestionadas por la iglesia, según Federico Rubio una “pedagogía rudimentaria” llevado a cabo por una “galería de curas”. Esta tradición del dómine, de la persona que adopta el tono de maestro sin mérito para ello, constituyó la cultura de la escuela y legitimó el oficio de maestro.

Algunos de los docentes de la época empezaron a aplicar pautas para ordenar lo que llamaron “la marcha de la clase”. Pero la primera organización por parte de las instancias político-administrativas no llegó hasta 1825 y 1838, con los Reglamentos impulsados por Pablo Montesinos, que uniformizaban la distribución de tareas en el cursus de la escuela, siendo esta obsesión uniformista uno de los rasgos principales de la cultura pedagógica de los liberales.

Se puede entender que la escuela es un espacio social que construye su propia cultura, siendo esta, el arte de la enseñanza, una tradición inventada por los propios maestros a pesar de los factores externos, formando un lenguaje propio y diferenciado. Todo este conjunto de conductas prácticas se fue configurando como una cultura profesional, paralela a la que construían los teóricos y la intelligentsia política del sistema. Los tratados de la época hablaban de que debía ser el propio maestro el que creara su establecimiento, los métodos y todo el sistema de actividades de la clase.

Ligada a esta cultura práctica, el primer ciclo del regeneracionismo alumbró una cultura pedagógica, formada por la académica y la política, que se materializó en los estudios teóricos sobre educación y en las innovaciones metodológicas que se intentaron introducir a modo de ensayo en instituciones. Se crearon los primeros centros de formación de maestros, cuyos dos objetivos eran: fundamentar los valores que debía transmitir la enseñanza y estructurar la acción educativa conforme a una ordenación lógica de la práctica docente. La mayor parte de estos ejemplos los encontraron en el exterior, en el intuicionismo de Pestalozzi, la teoría de los grados formales de Herbart, el mutualismo de Lancaster/Bell o el símbolo lúdico-didáctico de Froebel ligada a la renovación de la educación de los párvulos. Como ocurrió con las apropiaciones de Montesinos en su exilio o las adaptaciones de la corriente krausista génesis de la cual fue el viaje del filósofo Julián Sanz del Río a Alemania, y que sería muy relevante por la influencia posterior en la creación de la Institución Libre de Enseñanza. España recibió todas estas influencias, que descontextualizadas de las culturas en las que se gestaron, sufrieron deformaciones y provocaron diversas resistencias, arraigadas a la cultura práctica.

Los tres ámbitos de la cultura escolar (práctico, teórico y empírico) se desarrollan a lo largo de su historia de forma independiente, al margen de cada uno de los otros. Según Zeichner, los teóricos y los políticos no tienen en cuenta el habitus de los enseñantes, y esta escisión entre culturas es la que provoca que las reformas educativas a lo largo de la historia, y hasta nuestros días, hayan fracasado y sigan haciéndolo. La cultura escolar debe estar formada por cada una de estas tres subculturas, y cada una de ellas debe de tener en cuenta a las otras y no dejarlas al margen, para que esta imagen de modernidad que se pretendía dar ya en las exposiciones universales, se convierta en realidad y no tope con las condiciones reales de la enseñanza.


Referencias

Escolano, A. (2000). Las culturas escolares del siglo XX. Encuentros y desencuentros. Revista de educación, núm. extraordinario, pp. 201-218.

Escolano, A. (2002). La educación en la España contemporánea. Políticas educativas, escolarización y culturas pedagógicas. Madrid: Biblioteca nueva.

López Martín, R. (2012/2013). Historia de la escuela y cultura escolar: dos décadas de fructíferas relaciones. La emergente importancia del estudio sobre el patrimonio escolar. Cuestiones Pedagógicas, 22, pp. 17-42.

Paredes, J. (2004). Cultura escolar y resistencias al cambio en Educación Secundaria. Tendencias pedagógicas, 9, pp-131-142.

Viñao, A. (2002). Sistemas educativos, culturas escolares y reformas: continuidades y cambios. Madrid: Ediciones Morata.


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